Planificación
La planificación de la seguridad de nuestro hogar debe ser considerada como un proyecto donde es preciso que se cumplan algunos pasos para llegar a los objetivos deseados. En principio, será necesario detectar lo que debe ser objeto de protección, luego determinar un orden de prioridades, las medidas aplicables y el presupuesto a disponer en aquellos casos que lo requiera.
Las personas
Lo más importante a proteger son las personas que residen en el hogar y de quienes lo frecuentan. Garantizar su integridad física y emocional frente a posibles accidentes o la manipulación de componentes peligrosos, debe ser un aspecto primordial.
Cuando recibimos visitantes hay que considerar aquellas instalaciones que por algún motivo pueden revestir algún peligro para quienes no conocen su funcionamiento. En ese sentido, es necesario advertir y prevenir a los invitados sobre los cuidados que hay que tener tanto en el interior de la vivienda como en patios, jardines, piscinas, barbacoas.
Debemos tener siempre presente que niños, personas mayores o con movilidad reducida, corren mayor riesgo especialmente cuando se quedan solas en el hogar.
Infraestructura
La infraestructura de la vivienda es otro aspecto a considerar en cuanto a su integridad y mantenimiento a efectos de no poner en riesgo tanto a las personas como a los bienes contenidos en el hogar. Una fuga de gas, pérdidas de agua y otros suministros almacenados y potencialmente peligrosos, deben controlarse y gestionarse de forma tal que garanticen la seguridad estructural de la construcción.
Durante ausencias breves o prolongadas, es aconsejable dejar cerradas las llaves de paso de agua y gas. Revisar que los enchufes no queden sobrecargados es vital para evitar un corto circuito que derive en un incendio.
Contenido
Los bienes materiales contenidos en el hogar son casi siempre motivo de atracción para los intrusos. Evitar el descuido o la exposición evidente son medidas básicas de prevención a tomar en lo cotidiano cuando la vivienda no queda habitada por razones laborales, gestiones personales o de entretenimiento como concurrir a algún evento, entre otros. En estos casos, disimular las ausencias o evitar brindar información en las redes sociales sobre nuestros hábitos, son algunas de las medidas que es necesario aplicar.
Dejar las llaves debajo del felpudo o en la maceta ya no corre más. Cada integrante de la familia debe contar con el juego de llaves necesario para evitar sorpresas desagradables.
Durante ausencias, tanto prolongadas como escapadas de fines de semana, es preciso cerciorarse (varias veces si es necesario) que los cierres de aberturas queden debidamente trancados y que los accesos queden protegidos con cerraduras de seguridad. Estas sencillas medidas incrementan la seguridad del hogar.
Debemos evaluar el riesgo de intrusión por distintos sectores de la vivienda: puertas ventanas al jardín, puertas secundarias, ventanas o balcones de fácil acceso, garajes que se comunican internamente con la vivienda, entre otros. Si debido a la exposición al riesgo de intrusión fuera necesario reforzar las medidas de seguridad, deberemos considerar cierto presupuesto para destinar a la colocación de rejas, postigos o sensores de alarma que nos brinden una mayor tranquilidad.
Cada vez más la tecnología proporciona componentes o dispositivos que nos ayudan a mejorar el nivel de seguridad del hogar. Por ejemplo, existen temporizadores programables o controlables remotamente que pueden simular presencia en la casa mediante el encendido y apagado de luces o de sistemas de audio y televisores.
A la hora de contratar un seguro, las medidas de seguridad condicionan el alcance de la cobertura y el capital de hurto a asegurar.